Los sustratos neurales del procesamiento afectivo

Pacientes deprimidos tratados con venlafaxina

Se estudiaron los circuitos neurales asociados con la reactividad a estímulos afectivos negativos y positivos en pacientes con trastorno depresivo mayor.

Autor/a: Dres. Davidson RJ, Irwin W, Anderle MJ, Kalin NH

Fuente: Am J Psychiatry. 2003 Jan;160(1):64-75

Indice
1. Desarrollo
2. Resultados

Es mucho lo que se ha progresado recientemente en cuanto a identificar los circuitos cerebrales que subyacen a la regulación del estado de ánimo y las emociones. Así, se ha puesto de manifiesto el papel de diversos territorios de la corteza prefrontal, la amígdala, el cortex cingulado anterior y el hipocampo en componentes específicos de la emoción y su regulación. Son también éstas las regiones que revelan anormalidades en el trastorno depresivo mayor, y en las cuales se efectuaron estudios con neuroimágenes: TEP (tomografía computada por emisión de positrones) y TEFU (tomografía por emisión de fotón único).

Asimismo, los estudios con neuroimágenes en humanos han identificado una pauta consistente de activación afectiva ante estímulos visuales neutros. Sin embargo, hasta el presente ningún estudio había examinado los efectos de los antidepresivos sobre los cambios en la activación cerebral regional como respuesta a un estímulo de tipo afectivo.

En la presente investigación se empleó imagenología cerebral funcional (imágenes por resonancia magnética funcional) en pacientes deprimidos y controles (personas no deprimidas) para examinar los cambios -durante el tratamiento antidepresivo- en las pautas de actividad neural evocadas mediante la elicitación de respuestas afectivas con estímulos visuales de tipo afectivo.

El diseño básico del estudio incluyó tres sesiones de toma de imágenes cerebrales: 1. antes del tratamiento, en fase aguda de la depresión; 2. dos semanas después de comenzado el tratamiento con venlafaxina; 3. ocho semanas después de comenzado este tratamiento. Se tomaron imágenes de los controles sanos en iguales momentos. Por separado, se les presentaba en cada sesión de escaneo secuencias alternadas de estímulos visuales negativos y neutros y, por separado, estímulos visuales positivos y neutros.

Los investigadores predijeron que habría diferencias entre pacientes y controles en: la amígdala, el córtex prefrontal y el cingulado anterior. También establecieron la hipótesis que el cambio en esas regiones, con el tiempo, sería predictor de la magnitud de la respuesta al tratamiento. Por último, pensaron que la magnitud de la activación del cingulado anterior antes del tratamiento sería predictor de la magnitud de la respuesta al tratamiento: los pacientes que mostraran la mayor activación del cingulado anterior a los estímulos negativos vs. neutrales antes del tratamiento, mostrarían la menor cantidad de síntomas y los síntomas más leves después de 8 semanas de tratamiento con venlafaxina.

Métodos

Los datos provienen de cinco sujetos no deprimidos (grupo control) y 12 pacientes deprimidos, que reunían los criterios del DSM-IV para trastorno depresivo mayor (no bipolar, no manía, ni psicosis como antecedente personal o de algún familiar directo, ni trastorno alguno en el Eje I excepto fobia específica o distimia, ni trastorno neurológico). Todos los pacientes fueron evaluados con instrumentos validados y confiables para medir la depresión.

Los estímulos se seleccionaron del International Affective Picture System, que de modo probado y confiable elicita respuestas afectivas en sus dos presentaciones: aleatoria y en bloques (de estímulos positivos, neutros y negativos). Las pruebas se presentaron a todos los sujetos en igual ordenamiento: al azar, positivo y negativo. Hubo cinco sesiones comunes a ambos grupos. Cada sesión de escaneo duró aproximadamente 2 horas.

Después de la primera, los pacientes iniciaron el tratamiento con venlafaxina y, si no presentaban efectos colaterales se iba aumentando la dosis progresivamente desde 18,75 mg iniciales hasta 112,5 mg como dosis diaria máxima. Todos los estímulos fueron imágenes visuales con buena resolución y 256 colores en total, imágenes que ocupaban aprox. el 76% del campo visual (equivalente a una imagen vista con binoculares). Se tomaron recaudos para minimizar los movimientos de cabeza. Cada protocolo constó de 10 escaneos de distintas áreas cerebrales. Las cinco primeras y las cinco últimas imágenes de cada sesión fueron sistemáticamente descartadas para asegurarse que el escaneo ocurriese sólo en estado de quietud.

Síntesis y traducción:  Lic. Alicia Kasulin, editora responsable de IntraMed en la especialidad de Psiquiatría