Tolerancia

Seguridad del Lanzoprazol en el tratamiento del reflujo gastroesofágico en los niños

El lanzoprazol en dosis de hasta 60 mg/día es seguro y bien tolerado en niños de 1 a 11 años, y presenta pocos efectos adversos.

Autor/a: Dres. Tolia V, Fitzgerald J, Hassall E, Huang B

Fuente: J Pediatr Gastroenterol Nutr. 2002;35 Suppl 4:S300-7.

Si bien es menos habitual que en adultos, el reflujo gastroesofágico (RGE) puede presentarse en los niños. En los últimos 25 años se notó un incremento en la tasa de diagnóstico de alrededor de 20 veces. Los inhibidores de la bomba de protones (IBP) son los agentes más eficaces para tratar esta condición, si bien hay poca información acerca de la seguridad que tienen en los niños. El objetivo de este estudio prospectivo fue determinar el perfil de seguridad, la eficacia, la farmacocinética y la farmacodinamia del lanzoprazol en niños de 1 a 11 años con RGE sintomático. Aquí se comentan las cuestiones relacionadas con la seguridad.

Métodos

El estudio consistió en un período de pretratamiento de 7 a 10 días y otro de tratamiento con lanzoprazol por 8 a 12 semanas. En el primer período se realizaron endoscopias con toma de muestras para biopsia, control del pH de 24 horas, confección de historia clínica, examen físico y evaluaciones de laboratorio. Se incluyeron niños con esofagitis erosiva documentada por endoscopia o con pH intraesofágico < 4 por más del 4.2% del período de control del pH (24 horas), y no se excluyó a los que presentaran esófago de Barret o que requirieran tratamiento con derivados de la teofilina, con fenitoína o con digoxina.

Día 1

Luego de confirmar el diagnóstico de RGE los niños fueron sometidos a examen físico y asignados a tratamiento con lanzoprazol 15 mg (hasta 30 kg de peso) o 30 mg (más de 30 kg) una vez al día, al menos 30 minutos antes de la primera comida del día, por 8 semanas.

Día 5, semanas 2, 4, 8 y 12

En esos momentos los niños fueron sometidos a examen físico y evaluaciones de laboratorio. Se podía incrementar la dosis de la medicación luego de la visita de la segunda semana, en los pacientes que permanecían sintomáticos. Se realizó otra endoscopia para evaluar la cicatrización a la semana 8 en los que tenían esofagitis erosiva al inicio. En los que no, se realizó una nueva endoscopia o el control de pH de 24 horas a las 8 semanas, sólo en caso de requerir aumento de la dosis. Si se comprobaba la cicatrización por endoscopia, se concluía el estudio a las 8 semanas, mientras que los que no cicatrizaron continuaban por 4 semanas más y se les repetía el estudio en la semana 12.

Seguridad

Se evaluaron a lo largo del estudio los eventos adversos, los resultados de laboratorio, los hallazgos del examen físico y los resultados de los estudios histológicos. La gravedad de los eventos adversos se clasificó leve, moderada o grave, y su relación con la medicación como definitiva, probable, posible o no relacionada.

Resultados

Fueron enrolados en el estudio 66 niños con edad promedio 7.0 años y peso promedio 29.4 kg. La endoscopia reveló esofagitis erosiva en 28 niños (42%). Uno de los participantes fue positivo para Helicobacter pylori. Todos los niños tenían RGE al inicio del estudio. Entre los 62 con este antecedente, 13 (21%) lo tenían por menos de 1 año, 17 (27%) por 1 a 2 años, 18 (29%) por más de 2 y menos de 5 años, y 14 (23%) por más de 5 años. Entre los que se diagnosticaron al momento del inicio del estudio, 3 habían tenido síntomas por 1 a 4 meses, y 1 por 7 años.

Cincuenta y seis pacientes habían recibido terapia gastrointestinal previa, 6 tenían antecedente de hernia hiatal y 1, de úlcera duodenal. Nueve habían sido sometidos a cirugía gastrointestinal previa. A 24 niños se les aumentó la dosis a la segunda semana, y la máxima dosis diaria administrada fue de 60 mg. El cumplimiento con la medicación fue elevado (más del 90%). Cincuenta y cuatro niños (82%) tuvieron algún evento adverso durante el tratamiento. El más común fue la faringitis (23%, 15 casos), seguido por gastroenteritis (12%, 8 casos), cefaleas y vómitos (11% cada uno, 7 casos). La incidencia de eventos adversos fue comparable entre los que recibieron 15 o 30 mg de la droga. Se presentaron eventos adversos probable, posible o definitivamente relacionados con el tratamiento en 15% de los participantes (10/66) y todos fueron considerados leves o moderados.

Los eventos adversos relacionados con el tratamiento que se presentaron en al menos 2 niños fueron: constipación (3 niños), cefaleas (2 niños) y elevación de los niveles séricos de gastrina (2 niños). Cuatro niños presentaron eventos adversos considerados graves, si bien ninguno tuvo relación con el tratamiento. No se comprobaron cambios relevantes en los parámetros de laboratorio o químicos estudiados, con excepción de un pequeño aumento en la concentración plasmática de urea (BUN) que no se consideró significativo. Hubo cambios estadística pero no clínicamente significativos observados a las 2 semanas en proteínas totales, albúmina, calcio, colesterol, creatinina y pH urinario en el grupo de 15 mg, y en hematocrito, recuento de plaquetas, fosfatasa alcalina y colesterol en los que recibieron 30 mg.

En todos los pacientes tratados con lanzoprazol se observó un aumento en el promedio de nivel de gastrina sérica en ayunas, pero dentro del rango de normalidad. Dos niños tuvieron niveles superiores a 400 pg/ml a las 2 semanas, y disminuyeron al finalizar el estudio. Uno de los niños recibía concomitantemente digoxina, y se observó un incremento en sus niveles, si bien dentro del rango de normalidad. Otro recibía fenitoína, y en la visita final el nivel era levemente inferior a la dosis terapéutica. Se comprobaron aumentos estadísticamente significativos en el peso y la presión arterial al final del estudio.

Discusión

Los análisis de seguridad realizados en este estudio demuestran que el lanzoprazol en dosis de hasta 60 mg diarios es seguro y bien tolerado en los niños. La incidencia de eventos adversos fue del 15%, comparable al porcentaje observado en estudios de IBP en adultos. Una excepción notable fue la incidencia de faringitis, que es una enfermedad común en los niños, y lo más probable es que no se relacione con el tratamiento. La mayoría de los eventos adversos informados fueron leves o moderados, y los graves se consideraron sin relación con la medicación. Los incrementos de las dosis también fueron bien tolerados. Ningún niño debió interrumpir el tratamiento por algún evento adverso.

La incidencia total de eventos adversos observada en este estudio es similar a la de informes previos. Durante el período de tratamiento no se vieron cambios significativos en los valores de laboratorio, signos vitales o resultados de los exámenes físicos. Se vieron incrementos en los niveles de gastrina sérica, pero el promedio se mantuvo dentro el rango de normalidad, lo que coincide con investigaciones previas. Si bien existe preocupación por la posible aparición de hipergastrinemia con los tratamientos de supresión ácida, los niveles de gastrina pueden aumentar por numerosos factores, y se vio que los cambios que se producen en las células endocrinas del estómago son mínimos, autolimitados y sin características displásicas o neoplásicas. Luego de más una década de uso de IBP no se informaron casos de lesiones displásicas o carcinoides.

Resumen objetivo elaborado por el Comité de Redacción Científica de SIIC, sobre la base del artículo original completo publicado por la fuente editorial.