Estudio abierto con diseño reversible

Eficacia de los micronutrientes en el tratamiento del trastorno por déficit de atención e hiperactividad en los niños

La utilización de micronutrientes en formulaciones de amplio espectro permite controlar y mejorar significativamente el estado clínico general del niño con TDAH.

Autor/a: Gordon H, Rucklidge J, Blampied N, Johnstone J

Fuente: Journal of Child and Adolescent Psychopharmacology 25(10): 783-798, Dic 2015

Introducción

Los micronutrientes –vitaminas y minerales– pueden complementar la terapia farmacológica de trastornos psiquiátricos como la ansiedad, el autismo, la bipolaridad y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Este último se controla con fármacos estimulantes muy eficaces al comienzo del tratamiento, pero que pueden provocar efectos adversos, como pensamientos suicidas y pérdida de peso. El TDAH es uno de los trastornos más frecuentes en la población infantil en el mundo, con una incidencia cercana al 5%, lo que plantea la importancia de lograr un tratamiento eficaz a largo plazo y sin afectos adversos significativos, si se considera que los fármacos utilizados pueden afectar el normal desarrollo de las estructuras cerebrales del niño. En este sentido, el control de la falta de atención, impulsividad e hiperactividad, características del TDAH, es fundamental, ya que al ser una afección crónica, puede derivar en las alteraciones observadas en las facultades cognitivas y la sociabilidad, y al abuso de sustancias. Se busca implementar, en la población infantil, estrategias de tratamiento que hayan demostrado su eficacia en los adultos, como la inclusión de micronutrientes en la dieta. En particular, la formulación de micronutrientes de amplio espectro conocida como EMPowerplus® (EMP+), que contiene 14 vitaminas, 16 minerales, 3 aminoácidos y antioxidantes, es eficaz y segura para el tratamiento de los adultos con TDAH.

El objetivo del presente trabajo fue determinar la eficacia y seguridad de la monoterapia con EMP+ en niños con TDAH mediante la aplicación de las escalas que evalúan el trastorno.

► Métodos

La población en estudio estuvo constituida por niños con edades comprendidas entre los 8 y los 12 años (n = 14) que presentaban TDAH de acuerdo con los criterios del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, cuarta edición revisada (DMS-IV-TR®) y con las entrevistas realizadas a los pacientes y padres, establecidas en Kiddie Schedule for Affective Disorders and Schizophrenia for School-Aged Children-Present and Lifetime version. Los pacientes no debían estar en tratamiento farmacológico previo (por un mínimo de 4 semanas) ni presentar alteraciones neurológicas o en los valores determinados en los estudios hematológicos y bioquímicos de rutina (se requirió en todos los casos la disponibilidad para la extracción de sangre). En el presente estudio se incluyeron, asimismo, pacientes que presentaban otros trastornos psiquiátricos establecidos en el Eje I.

El experimento comprendió una fase inicial de 8 semanas; en los primeros 3 días se les administró a los pacientes 2 dosis diarias de 2 cápsulas de EMP+; desde el día 4 hasta el inicio de la cuarta semana la dosis diaria se incrementó en 8 cápsulas (separadas en 2 dosis), y desde allí hasta el final de la primera fase se prescribieron un máximo de 15 cápsulas diarias (3 dosis de 5 cápsulas). El total de cápsulas diarias consumidas estuvo sujeto a la respuesta del paciente y a la aparición de efectos adversos. Antes del comienzo y al terminar la fase inicial se realizaron los análisis hematológicos y bioquímicos (valores de glucemia en ayunas, lípidos séricos, prolactina, minerales [cobre, hierro y cinc], hormonas tiroideas y tiempo de coagulación). En la fase siguiente, se interrumpió el tratamiento durante 4 semanas, seguido de una segunda fase de tratamiento por 8 semanas más (se utilizó la dosis personalizada en el final de la primera fase).

En el comienzo y cada 2 semanas durante el experimento se valoró el cuadro clínico mediante la aplicación de las escalas de evaluación del trastorno. Se estudió la intensidad de los síntomas de falta de atención, hiperactividad e impulsividad con la Conners’ Parent Rating Scale (CPRS), según la cual un valor de T mayor de 65 refiere un cuadro clínico grave. Asimismo, la gravedad del trastorno y la reducción de la sintomatología se evaluaron mediante las escalas CGI-S y CGI-I, respectivamente, que determinan la condición clínica general (Clinical Global Impressions Scale, CGI) y asignan un puntaje en un rango de 1 a 7. También se utilizó la valoración por Strengths and Difficulties Questionnaire (SDQ), que evalúa el comportamiento del niño (presencia de alteraciones de conducta y en la interacción social, etc.; los puntajes superiores a 17 expresan un comportamiento anormal). Asimismo, se aplicaron escalas utilizadas en la evaluación de otros trastornos psiquiátricos para la determinación de la intensidad de la sintomatología del TDAH: la Young Mania Rating Scale (YMRS), para los síntomas de manía; la Children’s Depression Rating Scale(CDRS) y la Children’s Global Assessment Scale (CGAS), para evaluar la ausencia de trastornos psiquiátricos y las características del comportamiento social. Se utilizó el informe Measure Yourself Medical Outcome Profile (MYMOP), en el que los pacientes puntuaban la intensidad de sus síntomas, y el cuestionario tendiente al registro de los efectos adversos.

En el análisis estadístico se utilizó la prueba de la t de Student para muestras relacionadas. Un valor de p < 0.05 se consideró significativo.

► Resultados

Las observaciones realizadas reflejan una mayor incidencia del TDAH en los varones respecto de las niñas; 71% presentaban antecedentes de trastornos psiquiátricos (57% los padecían en el momento del estudio) y 64% habían participado antes en un ensayo de psicofármacos.

Con respecto a la evaluación del efecto de los micronutrientes sobre la sintomatología del TDAH, mediante la escala CPRS se pudo identificar una disminución significativa en la intensidad de los síntomas en los 2 períodos de tratamiento (mayor eficacia en la segunda fase de tratamiento [reducción en el número de pacientes con síntomas específicos]) y la recurrencia del cuadro clínico en las 2 fases en las que no se administraba el EMP+. No obstante, en la segunda fase sin tratamiento, se observó mayor variabilidad en la intensidad de los síntomas, y los valores referidos a la falta de atención y a la sintomatología general no aumentaron significativamente durante el ensayo clínico (los valores al inicio del tratamiento fueron superiores a 65 puntos). Al terminar la segunda fase de tratamiento, si bien los valores de CGI-S se redujeron en el 30% de los pacientes (presentaron un estado clínico normal o de enfermedad leve), el 79% de ellos experimentaron una mejoría significativa de acuerdo con los valores de la CGI-I (disminución en la intensidad de los síntomas del TDAH y la ansiedad, y mejoría en el estado de ánimo). Es importante destacar que al finalizar el ensayo clínico, el estado general de un alto porcentaje de los pacientes mejoró significativamente (> 90%), lo que demuestra la eficacia de la utilización de un suplemento de micronutrientes en la dieta, ya que un 50% de los niños presentaban una sintomatología significativa al comienzo del ensayo. Estos resultados se relacionan con la disminución de los valores de la SDQ en la segunda fase de tratamiento respecto de las alteraciones conductuales y la hiperactividad de los pacientes, y con una mejoría significativa de su sociabilidad.

En cuanto a los afectos adversos, el 79% de los pacientes presentaron dolor estomacal al comienzo del tratamiento; un 50%, sarpullido, y un 15%, náuseas y vómitos. En su mayoría los eventos adversos fueron leves a moderados. Los valores determinados en el estudio bioquímico y hematológico se encontraron dentro de los parámetros normales.

Como consecuencia del tamaño poblacional reducido, no fue posible obtener resultados compatibles en las evaluaciones realizadas con las escalas YMRS, CDRS y CGAS. Sin embargo, mediante los informes MYMOP pudo establecerse una mejoría significativa en el cuadro clínico de los pacientes respecto del estado de ánimo y el descanso nocturno, y de la sintomatología específica del TDAH al terminar la segunda fase del tratamiento.

► Discusión

La utilización de una formulación de micronutrientes de amplio espectro permitió una reducción significativa de la falta de atención, hiperactividad e impulsividad, y una mejoría conductual, de la sociabilidad y del estado de ánimo, sin provocar efectos adversos significativos. Si bien la mejoría no se mantuvo en las fases sin tratamiento, no se observó deterioro en el cuadro clínico, lo que puede estar relacionado con el cambio en los hábitos alimentarios requerido en el ensayo clínico (consumo abundante de alimentos y agua 3 veces por día debido a la utilización de las cápsulas de micronutrientes).

Las observaciones del presente trabajo coinciden con las obtenidas en los ensayos clínicos con micronutrientes (EMP+) realizados en adultos con TDAH, y respaldan la importancia de una dieta adecuada para disminuir la incidencia de síntomas y trastornos psiquiátricos en los niños (trastorno bipolar y autismo). Se propuso que los micronutrientes, en formulaciones de amplio espectro, pueden normalizar las alteraciones metabólicas y mitocondriales innatas, y contribuir al funcionamiento gastrointestinal adecuado y, por ende, a la mejor asimilación de vitaminas y minerales.

► Conclusión

La utilización continua de micronutrientes en formulaciones de amplio espectro permite controlar y mejorar significativamente el estado clínico general del niño con TDAH, respecto de los síntomas específicos (falta de atención, hiperactividad e impulsividad), su comportamiento y sociabilidad, sin provocar efectos adversos significativos que obliguen a la interrupción del tratamiento.

 

♦ SIIC- Sociedad Iberoamericana de Información Científica