En las mujeres mayores

La hormona del crecimiento podría reducir las probabilidades de fracturas

Pero los investigadores señalan que el alto costo y la necesidad de ponerse las inyecciones en una clínica hacen que sea un tratamiento poco probable para la osteoporosis

Fuente: Medlineplus

Las mujeres mayores con osteoporosis podrían obtener beneficios duraderos de unos cuantos años tomando la hormona del crecimiento, sugiere un nuevo ensayo de tamaño reducido.

Los investigadores encontraron que cuando las mujeres con esta enfermedad, que reduce la masa ósea, tomaban la hormona del crecimiento durante tres años, su riesgo de fractura seguía siendo reducido siete años más tarde. Antes de entrar al estudio, el 56 por ciento de las mujeres habían sufrido una fractura ósea. Durante el periodo de diez años del estudio, el 28 por ciento sufrieron una fractura.

Pero en el estudio, que aparece en la edición en línea del 27 de agosto de la revista Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, solo participaron 55 mujeres que usaron hormona del crecimiento.

Y unos expertos dijeron que es poco probable que se convierta en un tratamiento aprobado para la osteoporosis en un futuro próximo.

Aún así, los resultados son "bastante emocionantes", dado que muestran un efecto sostenido sobre el riesgo de fractura de las mujeres, comentó el Dr. Jerome Tolbert, endocrinólogo de Mount Sinai Beth Israel, en la ciudad de Nueva York.

"La osteoporosis es un problema grave, y necesitamos hacer un mejor trabajo en su prevención y tratamiento", dijo Tolbert, que no participó en el estudio.

Pero se necesita más investigación antes de que la hormona del crecimiento pueda convertirse en una opción de tratamiento. "¿Necesitamos más estudios para confirmar la seguridad y efectividad? Sí, los necesitamos", señaló Tolbert.

En los Estados Unidos, aproximadamente 52 millones de personas tienen una masa ósea baja o una osteoporosis en toda regla, según la National Osteoporosis Foundation. Y entre las mujeres mayores de 50 años, más o menos la mitad sufrirán una fractura debido a la reducción ósea.

Hay varios medicamentos que protegen a los huesos que pueden reducir ese riesgo de fracturas, incluyendo bifosfonatos como Actonel, Boniva y Fosamax, y también genéricos; los fármacos inyectables denosumab (Prolia) y teriparatida (Forteo); y el raloxifeno (Evista), una pastilla que tiene un efecto parecido al estrógeno sobre los huesos.

Una revisión reciente encontró que, en general, los fármacos reducen el riesgo de fracturas de la columna entre un 40 y un 60 por ciento. También aminoran el riesgo de otras fracturas óseas, incluyendo las fracturas de cadera, entre un 20 y un 40 por ciento.

Pero aunque existen muchas opciones, Tolbert dijo que podía prever "un lugar para la hormona del crecimiento".

Lo "interesante", añadió, fue que en este ensayo solo se tuvo que tomar por un periodo finito, y no de forma continua. Es una ventaja potencial, dijo.

Ahora mismo, la hormona del crecimiento solo está aprobada para tratar unas pocas afecciones médicas, como la deficiencia de hormona del crecimiento en niños y adultos.

No está aprobada para remediar el declive normal en la hormona del crecimiento que sucede al envejecer. Pero algunas "clínicas de la longevidad" han estado promoviendo la hormona del crecimiento como una fuente de juventud que puede aumentar el músculo, reducir la grasa y mejorar el vigor en los adultos que envejecen, según la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE. UU.

En las mujeres con osteoporosis, la hormona del crecimiento de hecho sí estimula la formación ósea, según la Dra. Emily Krantz, investigadora líder del nuevo estudio.

También puede mejorar la masa muscular y el equilibrio, lo que podría ayudar a las mujeres a evitar las caídas, dijo Krantz, del Hospital Sodra Alvsborgs en Boras, Suecia.

Pero también hay riesgos. Según la FDA, los efectos secundarios de la hormona del crecimiento incluyen la retención de fluidos, el dolor articular y muscular, y un colesterol y un azúcar en sangre elevados. También hay preocupaciones sobre un potencial vínculo con el riesgo de cáncer.

Pero en este ensayo, hubo pocos efectos secundarios, según Krantz. Algunas mujeres tuvieron inflamación en las manos y en los pies, pero no hubo efectos duraderos sobre los niveles de azúcar en sangre o de colesterol.

Los hallazgos se basan en 80 mujeres con osteoporosis que se asignaron al azar a recibir inyecciones diarias de hormona del crecimiento o de un placebo durante 18 meses. Tras ese periodo, el grupo de la hormona continuó con el tratamiento durante 18 meses más. Todas las mujeres tomaron calcio y vitamina D.

El equipo de Krantz también comparó al grupo del estudio con una muestra aleatoria de 223 mujeres de la misma edad que al principio no tenían osteoporosis. Durante diez años, la tasa de fracturas óseas en ese grupo aumentó del 8 al 32 por ciento.

Por el contrario, en las pacientes del estudio la tasa de fractura se redujo a la mitad con el tiempo, del 56 al 28 por ciento.

Tolbert afirmó que ese declive es "bastante notable".

Pero no está claro qué parte del crédito es para la hormona del crecimiento. No hubo una diferencia significativa en las tasas de fracturas entre las mujeres que usaron la hormona y las que usaron un placebo. Y parte del beneficio, según el equipo de Krantz, podría deberse a una concienciación sobre la prevención de las caídas y otros fármacos que algunas mujeres tomaron durante el seguimiento de siete años.

Y en el "mundo real" hay barreras prácticas contra el uso de la hormona del crecimiento para la osteoporosis, incluyendo su alto costo.

Krantz reconoció que "es poco probable que se use [para la osteoporosis] en un futuro próximo, porque el tratamiento es muy caro y tiene que ser supervisado en una clínica especializada".

Krantz dijo que su equipo no planifica un ensayo de mayor tamaño, pero que seguirá dando seguimiento a las pacientes que ya han recibido la hormona del crecimiento.


FUENTES: Emily Krantz, M.D., Sodra Alvsborgs Hospital, Boras, Sweden; Jerome Tolbert, M.D., Ph.D., medical director for outreach, Friedman Diabetes Institute, Mount Sinai Beth Israel, New York City; Aug. 27, 2015, Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism