Estratificación del riesgo

La medición de calcio coronario no siempre es útil

No sería costo-efectivo en las mujeres.

Por Genevra Pittman

NUEVA YORK (Reuters Health) - La tomografía computada (TC) de las coronarias para determinar el riesgo de desarrollar enfermedad cardíaca sería útil en los hombres, pero no sería costo-efectivo en las mujeres.

Eso según un estudio en el que, con una simulación computarizada, se comparó el gasto, los beneficios y los efectos adversos de distintos tratamientos para personas con riesgo moderado de desarrollar alguna cardiopatía.

Una TC del calcio coronario le permite a los médicos observar cuánta placa hay en los vasos sanguíneos. Mucha placa acumulada es una señal de alarma de que la persona es propensa a desarrollar enfermedad cardíaca y viceversa. Definir el nivel de riesgo de cada paciente ayuda a los médicos a determinar la mejor manera de tratarlos.

"Para eso existe el Sagrado Grial, para determinar el riesgo individual", dijo el coronel Patrick O'Malley, de Uniformed Services University, Bethesda, Maryland.

"Uno quiere tratar agresivamente a los pacientes de alto riesgo y no tratar a los pacientes de bajo riesgo", explicó O'Malley, experto en control del calcio coronario y que no participó del estudio.

Todos los pacientes considerados en el análisis computarizado tenían un riesgo moderado de desarrollar enfermedad cardíaca, según indicadores tradicionales, como el colesterol, la presión, el género y la edad. En promedio, tenían más de 69 años.

Tener riesgo moderado o intermedio significa que una persona tiene un 10-20 por ciento de posibilidad de tener un infarto u otro problema cardíaco en la década siguiente.

El equipo analizó cuatro escenarios para determinar la probabilidad de que los pacientes tuvieran un accidente cerebrovascular (ACV) o un infarto, más los costos de las consultas, procedimientos, fármacos y los efectos adversos potenciales de los tratamientos.

Esos escenarios fueron: tratar a los pacientes sin intervenciones cardiovasculares especiales; aconsejarles cambios en el estilo de vida e indicarles medicamentos a pacientes con colesterol alto o hipertensión; indicarles a todos una estatina para reducir el colesterol, o medirles a todos el calcio coronario para estimar mejor el nivel de riesgo cardíaco y decidir quién necesita tratamiento extra.

Al finalizar todos los cálculos, la pesquisa del calcio coronario fue lo más efectivo y la opción más costosa en los hombres. El equipo estimó que se deberían invertir unos 49.000 dólares en la pesquisa y el tratamiento asociado para que un hombre tenga un año extra de excelente salud.

En cambio, cumplir con las guías que recomiendan aconsejar sobre cómo cambiar el estilo de vida a todas las mujeres con riesgo moderado e indicarles fármacos a los que los necesitan sería más efectivo que usar TC coronarias y costaría lo mismo, publica el equipo en Journal of the American College of Cardiology.

Una TC para medir el calcio coronario cuesta entre 50 y 600 dólares; los seguros no suelen cubrir este test.

"Es importante saber si la necesidad de hacer un test así supera el riesgo y justifica el costo", dijo la doctora Myriam Hunink, de Erasmus Medical Center, Rotterdam, Holanda, y coautora del estudio.

Esos riesgos incluyen radiación adicional de la TC y la posibilidad de obtener "un hallazgo incidental", algo que no habría causado daño, pero exige más pruebas, que pueden tener efectos adversos, para confirmarlo.

Los investigadores coincidieron en que, dado que los resultados no son concluyentes, se necesitan más estudios para determinar cuán costo-efectiva es la pesquisa del calcio coronario.

Leslee Shaw, de Emory University, Atlanta, dijo que fue "desalentador" que el estudio no siempre hallara que el test era costo-efectivo.

"El uso de la medición del calcio coronario se limita a las personas con unos pocos factores de riesgo", como colesterol alto, diabetes o antecedentes familiares de enfermedad cardíaca, dijo Shaw. "Nadie iría a la calle a controlar a toda la población".

FUENTE: Journal of the American College of Cardiology, 11 de octubre del 2011.