Perímetro de la cintura

Un centímetro para medir el riesgo de muerte

El perímetro de la cintura revela el peligro asociado a la acumulación de grasa incluso en personas sin sobrepeso.

MARÍA SÁNCHEZ-MONGE
 
El instrumento más novedoso en la lucha contra los riesgos asociados a la obesidad no es ningún dispositivo electrónico. Ni siquiera puede entrar en la categoría de nuevas tecnologías. Se trata, simple y llanamente, de una cinta métrica. Con ella, los profesionales sanitarios pueden medir la cintura de los pacientes para averiguar su riesgo de padecer enfermedades relacionadas con la acumulación de grasa. Los resultados de un amplio estudio europeo, en el que han participado científicos españoles y que publica esta semana 'The New England Journal of Medicine', son tan contundentes que el metro podría convertirse en un arma de uso tan habitual como el fonendoscopio.

Esta es la principal recomendación que hacen los autores del trabajo, en el que se ha confirmado que el sobrepeso y la obesidad influyen en el riesgo de muerte de cada individuo. No obstante, también ejerce un papel determinante la distribución de grasa en el organismo, especialmente cuando se concentra en el abdomen. Así, las personas con una llamativa barriga, es decir, cuya cintura es de más de 120 cm para los hombres y más de 100 cm en mujeres, tienen casi el doble de riesgo de morir de forma prematura.

El Índice de Masa Corporal (IMC), que se calcula dividiendo el peso (en kilos) por la altura (en metros) al cuadrado, sigue siendo de gran utilidad para dar un toque de atención a las personas con sobrepeso u obesidad, pero los datos que aporta deben complementarse con la medición del perímetro de la cintura.

De esta manera queda más claro por qué dos personas con un IMC idéntico presentan un riesgo de mortalidad diferente, e incluso la razón por la que algunos individuos con un peso normal tienen un elevado peligro de fallecer por enfermedades que generalmente se asocian con la existencia de obesidad.

A diferencia del IMC, este parámetro sí tiene un carácter lineal: se ha constatado que cada cinco centímetros de incremento del perímetro de la cintura elevan un 17% el riesgo de fallecimiento en hombres y un 13% en mujeres.

La explicación al peligro que subyace a la acumulación de grasa en la zona abdominal hay que buscarla en anteriores estudios de carácter más experimental, en los que se ha observado que las células de grasa que se concentran en la tripa tienden a ser más activas que las que se encuentran en otras partes del organismo. Esa mayor actividad se traduce en la secreción de sustancias que contribuyen al desarrollo de enfermedades crónicas, especialmente patologías cardiovasculares y cáncer.

Uno de los investigadores españoles que ha participado, Antonio Agudo, del Instituto Catalán de Oncología (ICO), señala que actualmente «sólo se mide el perímetro de la cintura en caso de obesidad para confirmar si ésta es abdominal, pero se hace como una cosa secundaria y los niveles de corte son relativamente altos».

Pero ahora se ha visto que no hace falta tener una cintura desproporcionada para empezar a preocuparse y estudiar la adopción de estrategias preventivas. Por eso, Agudo recalca que se debería utilizar el metro como herramienta habitual de control en las revisiones médicas, «incluso en personas con peso normal».

El trabajo -que forma parte de un estudio a largo plazo sobre la relación entre el cáncer y la nutrición -se ha basado en el seguimiento durante cerca de 10 años de más de 350.000 personas de nueve países europeos, entre ellos 39.000 españoles. A lo largo de ese periodo fallecieron casi 15.000 participantes.