Niños con HIV

La dolorosa desigualdad en la lucha contra el SIDA

Mientras que en los países desarrollados la transmisión de madres a hijos se ha reducido por debajo del 1%, en los países en desarrollo las tasas de transmisión alcanzan entre el 25 y el 45%.

Madrid, 28 de Noviembre de 2007.   “Al mismo tiempo que el informe de ONUSIDA habla de una relativa estabilización en el avance del SIDA y de que en los países más desarrollados se ha conseguido prevenir de una manera muy eficaz la transmisión de madres a hijos, el SIDA infantil continúa constatando una discriminación brutal en la lucha contra la epidemia en el mundo”, alertó hoy la organización internacional médica de acción humanitaria Médicos sin Fronteras (MSF). 

MSF Médicos sin fronteras, una de las primeras organizaciones de emergencias en abordar la lucha contra el SIDA, denuncia que la enorme disparidad de las cifras de los pacientes de SIDA pediátricos refleja una fuerte discriminación en la lucha contra el SIDA, como constata el hecho de que más del  88% de los niños que han adquirido la infección viven en el África Subsahariana y sin acceso a servicios de atención y tratamiento.

“Hemos visto la diferencia radical que entraña poner a disposición de las poblaciones un sistema de prevención de la transmisión vertical, de madre a hijo (PMTCT por sus siglas en inglés) mediante la atención prenatal. En la mayoría de los países desarrollados, el número de niños que nace con SIDA es muy escaso. Sin embargo, la falta de accesibilidad tanto a la atención prenatal como el grado de discriminación hacia la mujer en muchos países de África subsahariana hace que una gran parte de ellas no acudan al hospital para dar a luz. Si no hay atención prenatal, no podemos saber si el niño corre el riesgo de infectarse con el virus. Está claro que no hay otra manera de detener la transmisión y el avance de la enfermedad”, dice la doctora Elena Alonso, responsable de los programas de atención y tratamiento de VIH/SIDA que lleva a cabo la sección española de Médicos sin Fronteras.

La prevención de la transmisión materno infantil ha hecho que en los países desarrollados se detenga prácticamente el avance de la enfermedad en los más pequeños, llegando a reducir las tasas en menos de un 1 % . “En el programa que llevamos a cabo en Busia, al oeste de Kenia, hemos visto los óptimos resultados que da poner a disposición de las poblaciones programas en los que se aplica el PMTCT. En la comunidad, las mismas mujeres portadores del virus nos ayudan a extender la demanda de estos servicios y a aumentar la preocupación y el cuidado de las mujeres embarazadas. Sin embargo no hemos de olvidar que las tasas de transmisión en África subsahariana pueden llegar a ser del 25 al 45%.”

La detección de la infección por VIH en bebés es crucial para que el tratamiento antirretroviral (ARV) pueda iniciarse lo antes posible. El diagnóstico a través de síntomas clínicos no basta, puesto que los síntomas no suelen ser aparentes en los primeros estadios de la enfermedad y pueden confundirse con los de otras enfermedades típicas de la infancia. En adultos, la infección por VIH con frecuencia se diagnostica a través de una prueba de anticuerpos. Pero la detección de anticuerpos en bebés no es lo que se necesita, porque todos los niños nacidos de mujeres VIH-positivas adquieren los anticuerpos de sus madres. Los anticuerpos maternos pueden permanecer en la sangre de los niños hasta 18 meses.

La forma estándar actual utilizada para diagnosticar el virus en niños menores de 18 meses consiste en detectar la presencia de partículas del virus VIH en la sangre. Aunque ahora es posible realizar la prueba al bebé hasta las 6 semanas de haber nacido, requiere de una infraestructura muy cara y muy poco disponible en los países donde el SIDA hace más estragos. En la mayoría de estos contextos sigue siendo necesario esperar hasta los 18 meses.

En los países ricos, a los niños y bebés infectados tras ser diagnosticados rápidamente se les administra la terapia antirretroviral (TAR), una estrategia que ha probado con éxito reducir la enfermedad y muerte. Hasta hace poco, las dosis fijas combinadas (FDC, por sus siglas en inglés) que consisten en combinar varios medicamentos en una sola píldora, simplificando el tratamiento y ayudando a mejorar la adherencia, no existían para los niños. Las primeras dosis fijas combinadas han venido de los laboratorios genéricos, lo cual refleja el enorme desinterés de las multinacionales farmacéuticas de marca y el fracaso del actual modelo de Investigación y Desarrollo médica que se ha evidenciado también en la última reunión de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pero las mejoras en cuanto a los tratamientos están llegando demasiado tarde. Los estándares de la OMS para el tratamiento pediátrico se fijaron después de que estos tratamientos estuvieran ya en el mercado.

Aún así, en medio de todas las dificultades que significan la falta de accesibilidad de lo servicios y de innovación en diagnóstico y tratamientos, se pueden obtener logros realmente importantes. Así, “en Zimbawe, donde los equipos de MSF trabajan desde hace 5 años, se han conseguido tratar a más de 1000 niños, los cuales han mejorado considerablemente su estado de salud. Actualmente, los problemas económicos y políticos que afronta el país hacen que estos éxitos puedan mermar. Cuando no es la falta de posibilidades a la hora de acceder a los servicios y a las herramientas de diagnóstico y tratamiento, es la precariedad que se vive en estos contextos los que amenazan la salud de los pequeños que atendemos. Si los más de 1000 niños que han estado bajo tratamiento empeoran no será sólo por causa del SIDA” declara el pediatra de MSF Fernando Parreño, desde Bulawayo, en Zimbawe.

En su trabajo con niños, MSF pone un interés considerable en la adherencia al tratamiento, un aspecto que a menudo se descuida en la atención al VIH pediátrico. Explicar lo que es el VIH a los niños y a quienes se ocupan de ellos, en la mayoría de los casos personas que no son sus padres, requiere contar con personal especialmente dedicado a ello. MSF ahora está trabajando con asesores profesionales y amateurs para que organicen grupos de apoyo infantiles a fin de mejorar la adherencia. Para ayudar a superar algunas de las barreras prácticas, los equipos de MSF han creado herramientas innovadoras, incluyendo diarios de salud, calendarios de tratamiento y otras formas de ayudar a mejorar la comprensión de los niños en torno a la enfermedad y su tratamiento.

MSF empezó a proporcionar la terapia antirretroviral a niños en diciembre de 2000. Hoy, MSF está tratando a casi 100.000 pacientes con ARV en más de 30 países, de los cuales el 7% son niños menores de 15 años.

Médicos Sin Fronteras (MSF) es una organización humanitaria internacional de acción médica que aporta su ayuda a poblaciones en situación precaria y a víctimas de catástrofes de origen natural o humano y de conflictos armados, sin ninguna discriminación por raza, religión o ideología política. Cada año, MSF envía al terreno a más de 4.000 profesionales, que colaboran con 30.000 trabajadores locales. Cuenta actualmente con unos 500 proyectos de acción médica y humanitaria en más de 70 países, y 3,4  millones de socios y colaboradores en todo el mundo. En reconocimiento a su labor humanitaria, MSF recibió el Premio Nobel de la Paz 1999.
 
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