Informe mundial

Menos muertes por problemas cardiovasculares

La reducción es de 4,5%, pero baja la edad de los enfermos

El mayor estudio internacional sobre enfermedades del corazón acaba de dar una buena noticia: la mortalidad cardiovascular se redujo un 4,5% en los últimos siete años. En la Argentina, esto representaría unas 2500 muertes menos por año.

Se frena el descenso de muertes por problemas de corazón en Reino Unido

CRISTINA G. LUCIO

MADRID.- Un artículo publicado en el último número de la revista 'British Medical Journal' alerta de que la tasa de mortalidad asociada a enfermedades cardiovasculares está cambiando en el Reino Unido. Según este trabajo, el descenso en el número de muertes por problemas de corazón que se había producido en las últimas décadas se está frenando.

Gracias a la mejora en los tratamientos y a la menor incidencia de algunos factores de riesgo, las tasas de mortalidad relacionadas con trastornos coronarios habían descendido año tras año desde la década de los sesenta. Sin embargo, tal como muestra este estudio que ha analizado las tasas de mortalidad desde 1984 a 2004, parece que esta tendencia está cambiando.

Según sus datos, en estas dos décadas, las muertes por problemas de corazón cayeron, de media, alrededor de un 55% entre los hombres y un 48% entre las mujeres.

Sin embargo, al analizar las tendencias por periodos de edad los investigadores descubrieron que en los menores de 55 años este descenso era mucho menos pronunciado. Por ejemplo, en hombres de entre 35 y 54 años, la tasa de mortalidad fue de un 35%, una cifra considerablemente más baja que la de la media.

Los investigadores descubrieron, además, que entre 200 y 2004, la tasa de mortalidad de los individuos de edades comprendidos entre los 35 y los 44 años no descendió.

"Las tendencias recientes de la mortalidad por enfermedad coronaria en adultos jóvenes británicos son inquietantes", afirman los autores de esta investigación, científicos de la Universidad de Liverpool (Reino Unido).

En sus conclusiones, los investigadores sugieren que este cambio puede deberse a un incremento entre los británicos de la incidencia de factores de riesgo como la obesidad o la diabetes.

"Estas tendencias desfavorables para aquellos menores de 55 años requieren una explicación urgente", añaden los investigadores, quienes destacan que este descenso en la caída de la mortalidad se ha producido a pesar del incremento en el empleo de técnicas como la angioplastia y la mejora de los tratamientos orales.

"Nuestros datos sugieren que la epidemia de enfermedades cardiovasculares no se está controlando. De cualquier modo, intervenciones oportunas podrían contrarrestar las tendencias adversas de los factores de riesgo antes de que maten a más jóvenes adultos", concluyen los investigadores, quienes reclaman "una vigorosa respuesta de la salud pública" que anime a mejorar los hábitos alimenticios e impulsar la práctica de ejercicio.

 

Sin embargo, la euforia de los 14 investigadores que conducen el registro –bautizado en inglés con nombre de mujer, Grace– perdió fuerza al conocerse también que los enfermos por esta causa son cada vez más jóvenes. En la Argentina, entre 1999 y 2007, el número de menores de 40 con infarto o angina inestable (dolor de pecho agudo por falta de llegada de oxígeno suficiente al corazón) creció del 8 al 12 por ciento.

“Por primera vez se produce una reducción de la mortalidad cardíaca y de complicaciones en el hospital, que en general bajaron hasta un 15%. Pero la contracara de esto es que tenemos más enfermos y a edades cada vez más tempranas", dijo a LA NACION el doctor Enrique Gurfinkel, jefe de las Unidades Coronaria y de Dolor Torácico de la Fundación Favaloro y uno de los 14 integrantes del comité ejecutivo del Registro Global de Enfermedad Coronaria Aguda (Grace, por sus siglas en inglés).

La Argentina participa en el Grace desde su inicio, en 1999, a través de seis de los cien centros de salud de 14 países en los cinco continentes que incluye el estudio. "Los centros son de todo tipo, universitarios, comunitarios, públicos, privados, urbanos y de ciudades del interior de los países. El objetivo es obtener un perfil de cada país que se mantenga en el tiempo", precisó Gurfinkel.

Para el especialista, la nueva información sobre el comportamiento de la enfermedad coronaria en el mundo que aportó el seguimiento de 64.675 pacientes mayores de 18 años durante los últimos siete años es "consistente".

Según Gurfinkel, la enfermedad cardiovascular se está expandiendo como una pandemia. "El aparente bienestar económico sirve como espada de doble filo porque aumenta el sedentarismo, el consumo de alimentos perjudiciales para la salud, la obesidad y la diabetes, mientras que a su vez permite acceder a medicina más compleja y tecnológicamente sofisticada", dijo.

Cintura y kilos de más

Prueba de esa reducción de la calidad de vida es que, según datos del estudio Grace, el diámetro de la cintura de la población mundial aumentó 4 centímetros y el peso corporal es alrededor de 2 kilos mayor en 2007 que en 1999. Ambos datos configuran una tendencia idéntica tanto en hombres como en mujeres.

"Esto, claro, es aplicable para la Argentina -insistió Gurfinkel-. El peso corporal promedio subió de 78 a 80 kilos en todo el mundo en los últimos siete años, y el perímetro de cintura aumentó cuatro centímetros." En resumen, hay más bienestar, menos muertes, pero más enfermedad y gastos de salud por falta de prevención.

Otro dato que confirmó el estudio es que el uso de la cirugía cardíaca está disminuyendo en todo el mundo. En su lugar, se utiliza la angioplastia, una técnica quirúrgica que permite "abrir" una arteria tapada en pacientes con infarto o angina inestable mediante la ayuda de un catéter que restablece el flujo sanguíneo normal.

"En 1999, al 32% de los pacientes con infarto se le realizaba una angioplastia. Hoy, el 64% de los pacientes recibe ese tratamiento -precisó el investigador del Grace-. Lo mismo ocurrió con el cateterismo [estudio del corazón y las arterias con líquido de contraste]."

Mientras en 1999 se le realizaba cateterismo al 49% de los pacientes para identificar posibles obstrucciones en las arterias coronarias y evaluar el funcionamiento del corazón, en la actualidad se somete a ese estudio al 80% de los pacientes. "Esto demuestra que hay más unidades de laboratorio que realizan este estudio en los hospitales y que los médicos utilizan más ese procedimiento diagnóstico", explicó.

Además, el registro internacional determinó que el 20% de los pacientes que llegaban a terapia intensiva desarrollaban insuficiencia cardíaca, es decir que el corazón no lograba bombear suficiente sangre al resto del cuerpo. Hoy, esa complicación la sufre el 11% de esos pacientes.

Por otro lado, la posibilidad de sufrir un nuevo infarto durante la internación disminuyó del 7 al 2% en los últimos siete años. Y mientras en el 99 se moría el 8% de los pacientes con infarto agudo de miocardio, en 2007 se muere el 5 por ciento. "Esto -explicó Gurfinkel- indicaría que en el hospital que supera el 5% de mortalidad algo anda mal. De alguna manera, este dato se puede usar como estándar de calidad."

Por Fabiola Czubaj
De la Redacción de LA NACION

 

Corazón y crisis económica

¿Qué tienen en común la Argentina y Brasil, además del fútbol? La inestabilidad socioeconómica que cada tanto afecta el bienestar de la población y, también, la mortalidad por enfermedad cardiovascular.

Ahora, según las nuevas conclusiones del registro Grace de enfermedad coronaria, ambos países coinciden aisladamente en una mayor mortalidad por enfermedad coronaria que el resto de los países que participan en el estudio. Mientras Estados Unidos, el país que más redujo la mortalidad coronaria en las últimas dos décadas, registra 150 muertes anuales por cada 100.000 habitantes, la Argentina llega a 250 y Brasil, a 204. "En nuestro caso, el mundo nos mira como un país de riesgo -dijo el doctor Enrique Gurfinkel-. Nuestro comportamiento social y político hace que sea considerado para eventualmente explicar por qué tenemos esa mortalidad tan alta." Para predecirlo, Gurfinkel está desarrollando un modelo matemático en la Fundación Favaloro.